El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha reconocido que la recuperación de Crimea por la fuerza no es viable debido a la falta de armamento suficiente. Aunque Ucrania cuenta con un ejército fuerte, la ausencia de armas necesarias impide una ofensiva militar efectiva para retomar la península.
Zelenski también ha señalado que una reconquista militar de Crimea sería extremadamente costosa en términos de vidas humanas, un precio que Ucrania no está dispuesta a pagar. En lugar de una solución bélica, el mandatario ha enfatizado la importancia de la diplomacia y sanciones económicas para abordar la cuestión territorial.
La postura de Zelenski refleja un enfoque pragmático, buscando evitar un desgaste militar y humano que podría resultar insostenible para su país. Sin embargo, ha dejado claro que Ucrania no reconocerá la anexión rusa de Crimea y que no está dispuesto a ceder otros territorios ocupados.
Esta posición ha generado tensiones en el ámbito internacional, especialmente en las negociaciones de paz promovidas por Estados Unidos. La situación en Crimea sigue siendo un punto de conflicto clave en la guerra entre Ucrania y Rusia, y la estrategia de Zelenski plantea un dilema complejo entre la defensa de la integridad territorial ucraniana y la necesidad de evitar una escalada mayor del conflicto.