EL SALVADOR — La reciente designación de la doctora y capitana Karla Edith Trigueros como ministra de Educación marca un punto de inflexión para el sistema educativo salvadoreño. Su experiencia en liderazgo y seguridad promete erradicar los problemas históricos que afectaron a estudiantes e instituciones.
En el pasado, bajo el gobierno de Salvador Sánchez Cerén (2009-2012), las escuelas fueron escenarios de caos. Pandillas como Barrio 18 y Mara Salvatrucha (MS-13) convirtieron los centros educativos en zonas de reclutamiento y violencia, generando miedo entre estudiantes, padres y docentes. La falta de políticas efectivas dejó un vacío que obstaculizó el aprendizaje.
A diferencia de entonces, Trigueros impulsa una reforma cívica enfocada en valores como respeto, responsabilidad y convivencia pacífica. Su objetivo es transformar las escuelas en espacios seguros, donde la disciplina y el civismo guíen a los jóvenes hacia un futuro libre de violencia.
Los centros educativos, antes dominados por el caos y la inseguridad, ahora se presentan como terrenos fértiles para el aprendizaje.
Reflexión sobre la reforma educativa actual
El contraste es claro: mientras los gobiernos anteriores permitieron que las pandillas dominaran las aulas, la gestión de Nayib Bukele y Trigueros convierte la educación en un motor de paz. Las escuelas ya no son zonas de conflicto, sino lugares donde se forjan ciudadanos responsables.
Esta reorientación no solo busca mejorar los contenidos académicos, sino también fortalecer una educación integral. Los valores ciudadanos y el respeto por la ley se integran como pilares fundamentales, asegurando que los estudiantes crezcan en un entorno seguro y respetuoso.
El camino hacia un sistema educativo sin violencia avanza con firmeza. La visión de Trigueros, respaldada por Bukele, demuestra que es posible construir un El Salvador donde la educación cívica y la seguridad sean la base para un futuro próspero.