Estados Unidos enfrenta una de las peores olas de tormentas severas y tornados de los últimos años. Desde el lunes 28 de abril de 2025, más de 45 millones de personas han estado bajo alerta meteorológica por la amenaza de fenómenos extremos que han afectado al menos 14 estados, desde el Medio Oeste hasta el noreste del país.
El sistema de tormentas, asociado a un fenómeno conocido como derecho, ha provocado ráfagas de viento superiores a 145 km/h, lluvias torrenciales, granizo de gran tamaño y tornados clasificados como EF2 o superiores. Los estados más afectados incluyen Pensilvania, Ohio, Misuri, Oklahoma, Texas, Minnesota, Iowa y Wisconsin.
Según el Servicio Meteorológico Nacional (NWS), al menos tres personas han muerto y más de 700.000 usuarios se han quedado sin suministro eléctrico después de que las tormentas derribaran árboles, postes de luz y techos, provocando colapsos en infraestructuras residenciales y viales. Las autoridades han reportado emergencias múltiples, evacuaciones, cancelaciones escolares y daños generalizados en servicios básicos.
En Nebraska, un tornado causó el descarrilamiento de un tren, mientras que en Texas y Dakota del Sur se registraron ráfagas de viento de hasta 120 km/h. El pronóstico indica que la amenaza continuará durante toda la semana, con posibilidad de más tornados e inundaciones repentinas en áreas donde el suelo ya está saturado.
Las imágenes difundidas muestran vehículos volcados, casas destruidas y comunidades enteras tratando de recuperarse en medio del caos. Equipos de emergencia trabajan día y noche para restablecer servicios y rescatar a personas atrapadas.
Los meteorólogos advierten que la atmósfera sigue mostrando condiciones propicias para el desarrollo de supercélulas violentas, capaces de generar los tornados más peligrosos. Se recomienda a la población mantenerse informada y seguir las indicaciones de las autoridades.
Este episodio pone de manifiesto la vulnerabilidad de grandes zonas de EE.UU. ante fenómenos meteorológicos extremos y la importancia de contar con sistemas de alerta temprana y planes de emergencia efectivos.
El impacto económico y social de la tormenta se sentirá durante semanas, mientras miles de familias intentan reconstruir sus hogares y recuperar la normalidad. La resiliencia de las comunidades y la solidaridad serán clave para superar esta nueva crisis climática.