El potencial despliegue de tropas de la OTAN en Ucrania ha encendido las alarmas en Moscú, según indicó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Esta posibilidad representa una seria preocupación para Rusia, que sigue de cerca las diversas declaraciones provenientes de Europa sobre este tema.
«Estamos vigilando atentamente todos los informes y declaraciones, a menudo contradictorias, de los líderes europeos», mencionó Peskov a los medios.
«El envío de contingentes militares de la OTAN a Ucrania cambia significativamente el panorama de nuestra seguridad, por lo que estamos prestando mucha atención a este asunto», añadió.
Este comentario surge a raíz de los reportes sobre planes del Reino Unido y Francia para formar una «fuerza de seguridad» en Ucrania de unos 30,000 soldados europeos, destinados a proteger ciudades clave, puertos e infraestructuras críticas del país.
El plan, según fuentes anónimas citadas por Bloomberg, dependería de un acuerdo del presidente de EE.UU., Donald Trump, para brindar apoyo en forma de protección aérea e inteligencia, centrándose en el espacio aéreo ucraniano y el mar Negro.
La iniciativa ha sido motivo de discusión en la reciente cumbre urgente celebrada en París, donde los líderes europeos debatieron sobre medidas de seguridad para Kiev.
Mientras que Francia y el Reino Unido respaldan firmemente el plan, otros países como Alemania, Italia, Polonia y España han mostrado reservas.
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, ha dejado claro que Moscú no aceptará la presencia de fuerzas militares de la OTAN en Ucrania, subrayando que la ampliación de la Alianza Atlántica representa una «amenaza directa a los intereses y la soberanía de Rusia».
Este desarrollo continúa tensionando las ya delicadas relaciones entre Rusia y los países occidentales.