ESTADOS UNIDOS — Adriana Smith, una enfermera de 31 años declarada con muerte cerebral en Atlanta, dio a luz el 13 de junio de 2025 a un bebé prematuro, Chance, quien permanece en la unidad de cuidados intensivos neonatales (NICU) con un peso de 830 gramos. Conectada al soporte vital desde el 19 de febrero tras sufrir coágulos cerebrales, Smith fue mantenida con vida debido a la LIFE Act, una ley antiaborto de Georgia que prohíbe el aborto tras detectar latidos fetales, sin lineamientos claros para casos de muerte cerebral. Su familia, liderada por su madre April Newkirk, confirmó que Adriana será desconectada el martes 17 de junio a las 2 p.m.
Newkirk criticó la falta de autonomía en la decisión, declarando que “todas las mujeres deberían tener derecho a decidir sobre su cuerpo”. La controversia ha reavivado el debate sobre las leyes antiaborto en Georgia, donde el fiscal general, Chris Carr, admitió la ambigüedad legal en estos casos. Defensores de los derechos reproductivos denuncian que tales leyes priorizan al feto sobre la voluntad familiar, mientras grupos antiaborto celebran la protección del bebé. Una campaña en GoFundMe ha recaudado más de $145,400 para apoyar al hijo de 7 años de Smith y al recién nacido Chance, quien enfrenta un futuro incierto. La historia de Smith, madre querida y profesional dedicada, ha conmovido a miles, destacando las complejidades éticas y legales en la intersección de la medicina y la legislación.
La familia, mientras celebra la llegada de Chance, enfrenta el dolor de despedir a Adriana, cuya historia ha generado un impacto nacional y reabierto discusiones sobre la autonomía reproductiva en Estados Unidos.