HONDURAS — Tras el brillo turquesa de las playas del Caribe hondureño, la organización narco conocida como Los Isleños construyó un imperio criminal que traficó centenas de toneladas de cocaína durante años. Operando en los departamentos de Islas de la Bahía, Gracias a Dios, Colón y Atlántida, esta red coordinaba envíos de droga a gran escala con precisión logística y conexiones internacionales, según la Fiscalía Especial Contra el Crimen Organizado (FESCCO).
La droga llegaba por mar desde Colombia y Venezuela en lanchas rápidas y barcos pesqueros, y en menor medida mediante aeronaves tipo Piper que aterrizaban en pistas clandestinas en Sico, Colón. Desde allí, Los Isleños trasladaban los cargamentos hacia Belice, Guatemala, México y Estados Unidos, utilizando rutas marítimas, radios satelitales, escondites costeros y puntos de reabastecimiento en altamar. Entre 2018 y 2023, movieron varias toneladas de cocaína, aprovechando la escasa vigilancia marítima y aérea, así como la geografía insular de HONDURAS.
La FESCCO logró avances significativos con la Operación El Patriarca, ejecutada el 15 de abril de 2025 con 14 allanamientos en Cortés, Atlántida e Islas de la Bahía. Esta operación resultó en condenas por procedimiento abreviado contra el cabecilla Hebert Gabriel Cruz Haylock, su hermano Dimitris Rodolfo Cruz Haylock y Félix Rudolph Díaz Gentle, todos sentenciados a 11 años y 3 meses de prisión y una multa de 112,500 lempiras. En octubre de 2024, Héctor Doneval Gale Bodden también fue condenado. Sin embargo, otros miembros como Arnold Alberto Kavanaugh Martínez y Jerito Denword Gale Ruíz, hijo de Jerr Jedrick Gale Bodden, aún enfrentan juicio.
Pruebas contundentes incluyen dos decomisos en 2021: el 8 de abril, 93 kilos de cocaína, y el 25 de agosto, 2,430 kilos, sumando 2.5 toneladas en solo dos eventos. Las investigaciones revelan que Los Isleños contaban con logística avanzada, equipos de comunicación y contactos con estructuras criminales en varios países. A pesar de las condenas, las autoridades advierten que la red no está desmantelada, con células activas reconfigurándose y desplazando operaciones a otras zonas costeras.
La historia de Los Isleños refleja cómo el Caribe hondureño, bajo la fachada de pescadores, turistas y comercio costero, ha sido una puerta abierta para el narcotráfico. Mientras algunos líderes enfrentan la justicia, el desafío para HONDURAS es cerrar los vacíos institucionales y mantener la cooperación internacional para evitar que esta maquinaria criminal resurja en las sombras de sus costas.