‘’Ahí estaba yo. Es decir, Alex y mis tres drugos. O sea Pete, George y Dim. Estábamos sentados en el Korova Milk Bar, exprimiéndonos las rasureras para encontrar algo con que ocupar la noche. En el Korova Milk Bar servían lacta plus. Leche con velloceta o con dencromina, que es lo que estábamos tomando. Eso nos agudizaba los sentidos y nos dejaba listos para una nueva sesión de ultraviolencia’’.
Esa es la frase que sirve como carta de presentación para Alex DeLarge, protagonista de la aclamada novela titulada La Naranja Mecánica, la cual fue escrita por Anthony Burgees y publicada en 1962.
La Naranja Mecánica cuenta la historia de Alex, un muchacho que lidera una banda de jóvenes criminales que esparce caos a través del uso de la violencia injustificada en gente inocente. Pero, cuando Alex es arrestado por cometer un homicidio, éste decide someterse a un tratamiento psiquiátrico llamado Ludovico para corregir su conducta y, de esta manera, poder reducir su condena en prisión. Y a raíz de este experimento, las cosas empiezan a cambiar para Alex de una manera inesperada.
La historia de La Naranja Mecánica analiza conceptos como el conductismo, la manipulación, la violencia y la moral; facetas sociales que continúan siendo tan actuales como el momento en el que salió a la luz su publicación. Pero cabe preguntarse, ¿de dónde surgió la inspiración para crear un relato tan brillante y polémico?
Anthony Burgees, el autor que le dio origen a ‘’La Naranja Mecanica’’, además de ser escritor también se dedicó a la pedagogía y, después de la Segunda Guerra Mundial, trabajó como oficial de educación en Brunei y Malasia. En 1959, mientras Burgees daba una clase, sufrió un desmayo. Los médicos le diagnosticaron al escritor un tumor cerebral inoperable y le advirtieron que sus probabilidades de vivir a largo plazo eran muy pocas. Este hecho impulsó a Burgees a dejar la docencia para dedicarse completamente a la escritura con el objetivo de que Lynne, su esposa, pudiera recibir ganancias por parte de los derechos de autor.
Durante un año y medio, Anthony Burgees escribió cinco novelas y media mientras convivía con su enfermedad. En ese lapso, el autor comenzó a darle forma al concepto de La Naranja Mecánica, la cual se inspiró en un hecho real que le ocurrió a su esposa Lynne. En 1944, en plena Segunda Guerra Mundial, Lynne fue atacada en Londres por cuatro marines estadounidenses desertores: Le robaron, la golpearon y violaron. En ese momento, Lynne se encontraba embarazada y, debido a la fuerte paliza, la mujer perdió a su hijo.
Burgees plasmó una escena con el mismo grado de brutalidad y crueldad en un capítulo de La Naranja Mecánica en donde Alex golpea brutalmente a un escritor discapacitado para después violar a la esposa de éste. Pero en realidad, lo que Burgees buscaba con su obra era plantear la moralidad del hombre en su elección por el bien o el mal y eso se reflejó en el capítulo 21 del libro, el cual concluye con la historia de Alex con un giro más optimista, dando a entender que la bondad del hombre nace desde su interior. Pero, cuando Stanley Kubrick quiso llevar La Naranja Mecánica a la pantalla grande, Burgees llegó a sentirse arrepentido por haber escrito su obra más importante.
Al inicio, Anthony Burgees tuvo una crítica buena hacia la adaptación cinematográfica de Stanley Kubrick e incluso llegó a elogiar la interpretación de Malcolm McDowell en el papel de Alex, catalogando al film como un trabajo brillante. Lo único que molestó a Burgees fue que en la película no se incluyó el verdadero final de la historia, siendo que Kubrick leyó una edición estadounidense de La Naranja Mecánica que no traía consigo el capítulo 21, por lo cual el final de la película terminó siendo distinto.
Burgees, en un principio, se entendió muy bien con Kubrick ya que ambos compartían gustos e ideas similares en cuanto a cine, música y literatura. Pero, cuando Kubrick comenzó a recibir críticas y acusaciones por parte de organizaciones cristianas señalando a La Naranja Mecánica como una película violenta y con influencias satánicas, Burgees salió a defender su obra sin recibir apoyo de Kubrick. A raíz de este suceso, la relación entre el director y el escritor empezó a deteriorarse.
Burgees sintió que Kubrick lo había utilizado como una prenda publicitaria para promocionar el film de La Naranja Mecánica. Incluso Malcolm McDowell, quien acompañó a Burgees en una gira publicitaria, resaltó el gran ego que tenía Kubrick al darle poco crédito al verdadero autor de La Naranja Mecánica y hubo veces en las que el actor dijo algunas cosas hirientes sobre Kubrick.
‘’Podemos destruir lo que hemos escrito, pero no podemos borrarlo’’, escribió Anthony Burgees en la introducción de ‘’La Naranja Mecánica’’ en una edición completa que contó con el capítulo 21. Aquí, se le ofreció al lector la historia completa y el verdadero final que cuestionó la moral del hombre entre su elección por el bien o el mal. Y también, como Burgees escribió en otra parte de la introducción, ‘’La Naranja Mecánica’’ fue un título que se volvió de culto y una inspiración para otros escritores e incluso para adaptaciones de obras de teatro.
‘’Coman esta porción dulce o escúpanla. Son libres’’, escribió Burgees a modo de conclusión e invitando a los lectores a explorar las páginas de una de sus historias más populares. Y, por supuesto, varios fueron quienes probaron esa porción.