EL SALVADOR — La agricultura es un pilar fundamental de la economía salvadoreña, generando en 2022 $1,453 millones, equivalente al 4.6% del PIB. Este sector, que emplea al 15% de la población y sustenta a 1.5 millones de habitantes rurales, es vital para la seguridad alimentaria del país.
Los cultivos como café, caña de azúcar y granos básicos aportaron el 50% de los ingresos agrícolas, mientras que la ganadería representó el 36%, la pesca y acuicultura el 5.7%, y la silvicultura el 6.6%. Sin embargo, la agricultura a menudo es subvalorada por su distancia de los centros urbanos y por la desinformación sobre el cambio climático, que ha generado percepciones negativas.
La historia demuestra que la innovación agrícola ha sido clave para reducir la desnutrición global. Un estudio de 2023 destaca que invertir en investigación y desarrollo (I+D) agrícola puede aumentar la producción en un 10%, reducir el hambre en un 35%, bajar los precios de alimentos en un 16% y elevar los ingresos per cápita en un 4%, con una relación beneficio-costo de 33 a 1.
En El Salvador, los rendimientos de cultivos como maíz y frijol solo alcanzan el 50% de su potencial, una brecha que evidencia la necesidad de mayores esfuerzos. La creación de paquetes tecnológicos basados en evidencia es crucial para mejorar la productividad, analizando cada actividad agrícola y diseñando estrategias sostenibles.
La inversión en investigación y desarrollo agrícola ofrece beneficios extraordinarios, con un impacto directo en la seguridad alimentaria y los ingresos rurales.
Estudio sobre I+D agrícola, 2023
Lograr estos avances requiere colaboración entre centros internacionales de investigación, instituciones nacionales, universidades y el sector privado. Las prioridades incluyen el manejo de suelos, mecanización a pequeña escala, uso eficiente de fertilizantes y adaptación a condiciones cambiantes, junto con la transformación y agregación de valor en las cadenas productivas.
Además, es esencial fortalecer los servicios de extensión, mejorar la infraestructura rural y facilitar el acceso a mercados. Explorar mercados de alto valor también puede posicionar a El Salvador como competitivo a nivel internacional, impulsando la economía rural y el bienestar general.
En un momento en que otros sectores económicos crecen, invertir en agricultura es una necesidad estratégica. Apostar por la investigación y el desarrollo agrícola no solo garantiza alimentos para todos, sino que asegura un futuro más próspero y sostenible para El Salvador.