En un lapso de mes y medio, los rebeldes hutíes en Yemen han logrado derribar al menos seis drones MQ-9 Reaper de Estados Unidos, con un valor estimado total de aproximadamente 200 millones de dólares. Estos ataques evidencian la creciente capacidad militar de los hutíes para desafiar la superioridad tecnológica estadounidense en la región.
El MQ-9 Reaper es un dron estratégico para Estados Unidos, utilizado principalmente para misiones de vigilancia y ataques de precisión. Desde marzo de 2025, los hutíes han derribado estos vehículos no tripulados en diferentes provincias de Yemen, como Hajjah, Al Jawf y Marib, utilizando misiles tierra-aire y sistemas de defensa aérea de fabricación local. La persistencia de estos ataques ocurre en medio de una ofensiva aérea estadounidense que comenzó el 15 de marzo, con un despliegue masivo de armamento avanzado, incluyendo misiles Tomahawk y bombarderos B-2, sin lograr frenar la capacidad operativa de los insurgentes.
La campaña estadounidense ha implicado un gasto cercano a los mil millones de dólares en menos de tres semanas, pero la efectividad se ha visto limitada debido a la resiliencia de los hutíes, quienes también han atacado embarcaciones militares estadounidenses en el Mar Rojo y mantienen su capacidad de lanzar misiles balísticos y drones. El derribo de estos drones representa no solo una pérdida económica significativa para Washington, sino también un desafío estratégico que pone en entredicho la eficacia de la campaña aérea y la seguridad regional.
Analistas coinciden en que solo una intervención terrestre podría cambiar el equilibrio actual, aunque por ahora no se contempla una ofensiva a gran escala por parte de Estados Unidos. Mientras tanto, los hutíes continúan fortaleciendo sus defensas y manteniendo una postura activa en el conflicto, reivindicando sus acciones como respuesta a la agresión estadounidense y en solidaridad con otros actores regionales.