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G.G. Allin: El punk divulgador de la infamia

Las letras de sus canciones, las cuales tocaban temas como el suicidio, la misoginia, el racismo y la pedofilia, fueron repudiadas por los críticos especializados en música y por los medios de comunicación.

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Cuando muera pon esa botella en mi mano

Todos estos años en la Tierra, ella fue mi única amiga

Cuando caves un pozo y vayas a enterrarme

Pon esa botella de Jim Beam para que descanse junto a mí

 

El cantante de punk G.G. Allin escribió esas estrofas para la canción ‘’When I Die’’, una pieza orientada al formato de balada con toques de country aunque manteniendo su estilo rudo, sobre todo gracias a su letra tan cruda en donde el artista hace referencias a la muerte relatando un poco escenas de su historia de vida.

G.G. Allin ganó reconocimiento no porque fuera talentoso, sino por utilizar el escándalo como fuente principal de sus espectáculos, los cuales repugnantes y de mal gusto. Las letras de sus canciones, las cuales tocaban temas como el suicidio, la misoginia, el racismo y la pedofilia, fueron repudiadas por los críticos especializados en música y por los medios de comunicación.

Pero, a pesar de la controversia, G.G. Allin logró recaudar una fiel cantidad de seguidores que consideraron que su música era sincera y realista, convirtiéndolo en una figura de culto en el mundo del punk y de la música.

INFANCIA Y ADOLESCENCIA CAÓTICA

G.G. Allin nació el 29 de agosto de 1956 en New Hampshire (Estados Unidos) y fue el segundo hijo de Colby Allin y Arletha Gunther. Colby, quien era un fanático cristiano de 33 años, nombró a su hijo Jesus Christ porque le comentó a su esposa que Jesucristo lo visitó en persona y le dijo que su nuevo bebé  era el indicado para convertirse en un nuevo mesías cuando llegara a la edad adulta. Merle, el hermano mayor de G.G., no podía pronunciar correctamente ‘’Jesús’’ y lo llamaba ‘’gigi’’ (pronunciación en inglés); en ese momento, fue cuando surgió aquél apodo que definió la identidad de G.G. Allin por el resto de su vida.

La familia Allin vivía al norte de New Hampshire en una cabaña de madera, sin electricidad ni agua corriente, e incluso, Colby le prohibía a su familia mantener conversaciones durante la noche. El fanatismo religioso de Colby dañó profundamente su salud mental y se convirtió en un hombre antisocial que abusaba físicamente de su esposa e hijos. A raíz de las pésimas condiciones en las que vivía la familia Allin, G.G. contrajo la enfermedad de Lyne a los 12 años. Cansada de su marido abusivo, Arletha se divorció de Colby en 1961 y cambió el nombre legal de Jesus Christ por ‘’Kevin Michael Allin’’ para que G.G. no fuera objeto de burlas y pudiera llevar una vida escolar con normalidad.

Kevin Michael Allin fue un pésimo estudiante y, según declaró su hermano Merle, recibió bullying por parte de sus compañeros porque ‘’no encajaba’’. Durante su adolescencia, G.G. comenzó a interesarse por el glam rock y, bajo la influencia del estilo de la banda New York Dolls, asistió a la escuela vestido como travesti. Pero fue durante su época como estudiante de preparatoria en donde comenzó a tocar la batería, sintió interés por el teatro y realizaba sus primeras presentaciones en pequeñas actuaciones con amigos músicos en donde culminaban los espectáculos destrozando los escenarios. ‘’Hacíamos lo que queríamos la mayor parte del tiempo. La gente nos odiaba por eso’’, declaró G.G. Allin en una entrevista refiriéndose a sus días como adolescente rebelde.


EL TERRORISTA DEL PUNK

La primera experiencia musical de G.G. Allin fue como baterista en una agrupación llamada Stripsearch, la cual estaba liderada por una chica y tenían como carta de presentación las canciones ‘’Jesus In New York’’ y ‘’Galileo’’. Pero no fue hasta 1977 cuando debutó como cantante en la banda The Jabbers, la cual fundó con su hermano Merle. En aquel entonces, G.G. poseía un look similar al de Iggy Pop y, por más que el estilo musical de The Jabbers era el punk, las letras del grupo contenían un tono humorístico alejado de la repulsión y brutalidad que posteriormente caracterizó el arte de G.G.

The Jabbers lanzó su álbum debut titulado Always Was, Is An Always Shall Be en 1980 pero, a pesar de los esfuerzos que la banda hacía para seguir trabajando, sus integrantes decidieron separarse en 1984 a raíz del comportamiento errático de G.G. Allin. En aquel momento, G.G. estaba poco comprometido con The Jabbers debido a su comportamiento vicioso y por entrar y salir de la cárcel en más de una ocasión.

Durante los años 80’s, G.G. Allin permaneció en la escena underground del punk y el hard core estadounidense siendo el vocalista de bandas como The Texas Nazis, The Scumfucs y The Ceedar Street Sluts. En aquel entonces, G.G. se había vuelto adicto a la heroína, al alcohol y era abierto a probar cualquier estupefaciente que tuviera a su alcance. Pero si había algo que caracterizaba a G.G. Allin eran dos cuestiones: Su inexistente higiene (casi nunca se bañaba) y sus polémicas actuaciones en el escenario.

G.G. Allin se autodefinía como ‘’el último rockero de verdad’’ ya que consideraba que el rock and roll se había vuelta un estilo comercial dominado por las discográficas y que había perdido la esencia de la rebelión y antiautoritarismo. Bajo ese fundamento, Allin justificaba sus escandalosas presentaciones en el escenario, las cuales abarcaban números que contenían material muy desagradable y escatológico: Desde cantar desnudo, cortarse el pecho, defecar en el piso, desparramar heces por todo su cuerpo e incluso, violar mujeres. Uno de los casos más conocidos fue el de Tracy Deneault, una adolescente que fue abusada por G.G. Allin en un show, pero esto no impidió que la joven mantuviera una relación con el cantante y que tuvieran una hija llamado Nico.

Pero a pesar de que sus violentos espectáculos estaban en boca de todos, G.G. Allin quiso dar un paso más y ser recordado como un rockero glorioso y desafiante, por lo que en 1989 realizó unas declaraciones anunciando que planeaba suicidarse en vivo sobre el escenario. Aquél controversial acontecimiento iba a llevarse a 1990, en Halloween, una fecha que fue elegida por el cantante. Pero aquél día, G.G. no pudo llevar a cabo su cometido, ya que fue arrestado por asalto y no pudo realizar el show. Allin pasó un tiempo tras las rejas y, cuando salió de prisión, la idea del suicidio sobre el escenario ya no le parecía interesante.

El último show de G.G. Allin se realizó en Nueva York el 27 de junio de 1993 junto a su banda Murder Junkies, el cual terminó en caos y tumulto entre los asistentes. G.G. fue perseguido por sus fanáticos y corrió completamente desnudo por las calles de Nueva York. Luego de ese show, G.G. Allin murió por una sobredosis de heroína a los 36 años.

El funeral de G.G. Allin tampoco pudo librarse de los excesos y las locuras. Los amigos y fanáticos del cantante lo despidieron dejándole fotografías de sus conciertos y botellas de whiskey dentro del ataúd. El cadáver de G.G. Allin se encontraba semidesnudo, con un olor nauseabundo y con la piel sucia. En el momento de su entierro, algunas personas orinaron y defecaron dentro del ataúd antes de que fuera cerrado.

EL LEGADO DE UN PERSONAJE POLÉMICO

A pesar de que fue repudiado por los medios de comunicación y criticado por sus letras controversiales y la mala calidad de sus discos, G.G. Allin se convirtió en una figura de culto dentro de la historia de la música. G.G. Allin fue una fuente de inspiración para bandas como Faith No More, The Lemonheads y The 69 Eyes, quienes se encargaron de hacer sus propias versiones de algunas canciones del cantante punk.

El asesino en serie John Wayne Gayce entabló una amistad con G.G. Allin cuando cumplía su condena en la cárcel y lo describió de esta manera: ‘’Es un artista con un mensaje para una sociedad enferma. Él nos hace ver lo que realmente somos. El ser humano es sólo otro animal que es capaz de hablar libremente para expresarse. No se equivoquen con él, detrás de lo que hace hay un cerebro’’.

G.G. Allin fue una figura del punk que representó el costado más enfermo, loco e inmundo de la sociedad con sus letras y canciones, basándose en sus pensamientos y experiencias. Y ante esto cabe preguntarse, ¿hasta qué extremo el ser humano puede llegar a considerar como arte a la inmundicia escénica? ¿Siempre habrá un mensaje a difundir o es sólo escandalizar?