El funeral de alto riesgo de un conocido líder narco en la comuna de Quilicura, al norte de Santiago de Chile, ha dejado atónitos a ciudadanos y autoridades. La ceremonia, que se llevó a cabo la madrugada del 30 de abril de 2025, no solo exhibió el poder y la ostentación de una de las bandas criminales más temidas del país, sino que también puso en evidencia la fragilidad de la seguridad pública ante el avance del crimen organizado.
Desde la noche anterior, vecinos reportaron la llegada de decenas de vehículos de alta gama, fuegos artificiales y ráfagas de disparos al aire. El cortejo fúnebre recorrió varias calles de Quilicura, bloqueando el tránsito y generando temor entre los residentes. Los asistentes, muchos de ellos armados y con rostros cubiertos, rindieron homenaje al líder caído en un ambiente que recordaba más a una demostración de fuerza que a una despedida tradicional.
La policía, pese a estar al tanto del evento, se mantuvo mayormente al margen, argumentando la necesidad de evitar un enfrentamiento directo que pudiera poner en riesgo a la población civil. Esta decisión ha sido duramente criticada por diversos sectores políticos y sociales, quienes exigen una respuesta más firme ante la impunidad con la que operan las bandas delictivas.
El funeral incluyó música a alto volumen, disparos de armas automáticas y el despliegue de pancartas y símbolos asociados al grupo criminal. Testigos aseguran que incluso se distribuyeron billetes entre los asistentes, en un gesto de ostentación y desafío a la autoridad.
El alcalde de Quilicura, en declaraciones a la prensa, expresó su preocupación por la creciente influencia de las organizaciones criminales en la comuna y pidió al gobierno central mayor apoyo y recursos para enfrentar la situación. “No podemos permitir que los narcos se adueñen de nuestras calles y siembren el miedo en la ciudadanía”, afirmó.
Por su parte, el Ministerio del Interior anunció la apertura de una investigación para determinar las responsabilidades y evaluar la actuación policial. La ministra enfatizó que “ningún grupo criminal está por encima de la ley” y prometió medidas para reforzar la seguridad en la zona.
Analistas coinciden en que este tipo de funerales, lejos de ser hechos aislados, reflejan la normalización de la cultura narco y la necesidad urgente de políticas integrales que combinen prevención, control territorial y persecución penal efectiva.
El funeral narco en Quilicura se ha convertido en un símbolo de alarma nacional, recordando a Chile que el avance del crimen organizado requiere una respuesta coordinada y decidida de todas las instituciones del Estado.