FRANCIA — Una intensa ola de calor golpeó Francia en julio de 2025, dejando un saldo de dos personas fallecidas debido a enfermedades relacionadas con el calor, según informó la ministra de la Transición Ecológica, Agnes Pannier-Runacher. Este fenómeno, que afectó a gran parte de Europa, ha puesto en alerta a las autoridades y a la población.
La ministra señaló que los bomberos atendieron a más de 300 personas afectadas por el calor extremo. Las temperaturas en el sur del país superaron los 40 ºC, mientras que en París los termómetros alcanzaron los 38 ºC. Esta situación llevó a la capital a emitir su primera alerta roja por calor en cinco años, un reflejo de la gravedad del evento.
El calor sofocante ha sido especialmente duro en áreas urbanas como París, donde la densidad de edificios y el asfalto intensifican el efecto del isla de calor urbana. Este fenómeno, combinado con la falta de aire acondicionado en muchas viviendas, pone en riesgo a poblaciones vulnerables, como los ancianos y personas con condiciones de salud preexistentes.
«Más de 300 personas han sido atendidas por los bomberos y dos han fallecido como consecuencia de enfermedades relacionadas con el calor», declaró Agnes Pannier-Runacher, ministra de la Transición Ecológica.
Los científicos han advertido durante años que el cambio climático está intensificando la frecuencia y severidad de las olas de calor, sequías y otros eventos climáticos extremos. En Francia, las autoridades han implementado medidas como la apertura de piscinas públicas y la distribución de agua para mitigar los impactos, pero el calor sigue siendo una amenaza significativa.
Se espera que este miércoles sea el último día de temperaturas extremas en Francia, con la ola de calor desplazándose hacia el este de Europa. Sin embargo, los expertos insisten en la necesidad de adoptar medidas preventivas a largo plazo para proteger a la población frente a un clima cada vez más impredecible.
Esta ola de calor pone de manifiesto la urgencia de abordar el cambio climático y sus efectos en la salud pública. Francia, junto con otros países, enfrenta el desafío de adaptar sus ciudades y comunidades para garantizar la seguridad de todos ante estas condiciones extremas.