El gobierno estadounidense, bajo la presidencia de Donald Trump, confirmó el envío de sistemas Patriot para reforzar la defensa aérea de Kiev frente a los ataques rusos. Según declaraciones oficiales, estos sistemas, financiados por la Unión Europea, buscan proteger a Ucrania de misiles y ataques aéreos, en lo que Trump calificó como un «negocio» y no una ayuda humanitaria directa.
Además del despliegue de los Patriot ―uno de los sistemas antimisiles y antiaéreos más avanzados del mundo, capaz de interceptar objetivos balísticos o aéreos de largo alcance―, fuentes internacionales informan que Estados Unidos también contempla transferencias futuras de misiles Tomahawk y Atacms a Ucrania.
Misiles Tomahawk: Estos misiles de crucero presentan una ventaja de largo alcance (de 1.600 a 2.500 km, según la versión), permitiendo atacar objetivos lejos de las líneas del frente, incluso en territorio ruso.
Son reconocidos por su precisión, bajo perfil de vuelo y la capacidad de cargar tanto ojivas convencionales como nucleares. El Tomahawk ha sido utilizado en conflictos como la Guerra del Golfo y en escenarios recientes de Oriente Medio.
Misiles Atacms: Su nombre corresponde a Army Tactical Missile System. Estos misiles balísticos tácticos, lanzados desde sistemas móviles Himars, alcanzan hasta 300 km y pueden destruir posiciones militares o infraestructuras estratégicas dentro de Rusia, aunque su alcance es menor que el Tomahawk. Son veloces (Mach 3) y altamente destructivos, pensados para ataques rápidos contra objetivos enemigos.
El suministro de misiles Patriot ya ha empezado a implementarse y Estados Unidos confirmó que sus aliados en Europa también serán parte esencial de la financiación y transferencia de armamento. Las conversaciones avanzan para definir la cantidad y el plazo de entrega de los Tomahawk y Atacms.
“Vamos a suministrar armas a la OTAN en una gran cantidad. Son Patriots. Es todo. Es un complemento completo con las baterías.”
Donald Trump
Estos movimientos buscan fortalecer la defensa ucraniana en medio de una oleada de ataques rusos, marcando un cambio relevante en la postura de Washington y sus aliados en el apoyo militar a Kiev.