En el año 2024, los países que forman el Triángulo Norte de Centroamérica —El Salvador, Guatemala y Honduras— experimentaron un aumento significativo en la recepción de remesas familiares.
Según datos oficiales revisados por EFE, el total de remesas ascendió a 39,732.9 millones de dólares, un crecimiento del 6.9 % en comparación con los 37,163.3 millones de dólares registrados en 2023.
Este incremento adicional de 2,569.6 millones de dólares refleja el papel crucial que desempeñan las remesas en las economías de estos países.
Desglosando estas cifras, El Salvador recibió 8,479.7 millones de dólares en remesas, un incremento del 3.6%. Guatemala encabezó la lista con 21,510.2 millones de dólares, mostrando un notable crecimiento del 8.6%, mientras que Honduras alcanzó los 9,743 millones de dólares, lo que representa un aumento del 6.2%.
Estos flujos de dinero son fundamentales para sustentar a las economías locales y mejorar las condiciones de vida de millones de personas.
Este dinero principalmente proviene de Estados Unidos, donde reside una gran cantidad de centroamericanos que emigraron en busca de mejores condiciones de vida.
Solo de El Salvador, más de 2 millones de personas viven en los Estados Unidos, y sus remesas son un pilar esencial para la economía salvadoreña.
Los fondos enviados se destinan mayoritariamente al consumo de servicios, brindando apoyo financiero a las familias y contribuyendo al sustento de muchos hogares que dependen de estas transferencias económicas.
Adicionalmente, cada año, más de 500,000 individuos de estos tres países intentan emigrar hacia Estados Unidos de manera irregular, con la esperanza de construir un futuro más promisorio para ellos y sus familias.
Esto resalta la importancia tanto social como económica de los flujos migratorios y del papel de las remesas en el desarrollo socioeconómico de la región.