Akiles
El lunes, la provincia meridional de Daraa en Siria fue el escenario de una serie de ataques aéreos lanzados por aviones israelíes, que tenían como objetivo activos militares en una región previamente dominada por el régimen de Assad y ahora bajo control de insurgentes islamistas.
Las Fuerzas de Defensa de Israel justificaron estos ataques alegando que los objetivos en el sur de Siria representaban una amenaza potencial para la seguridad israelí, y buscaban neutralizarlos para evitar peligros futuros.
Según dos fuentes de seguridad sirias, las operaciones afectaron significativamente a una base en la ciudad de Jbab con al menos seis bombardeos, además de una antigua base en Izraa que fue atacada con al menos otros ocho golpes aéreos.
Aunque no se registraron víctimas inmediatamente, el ejército israelí reportó haber destruido equipos críticos, como sistemas de radar y de inteligencia aérea, instalados en la región.
La agencia de noticias estatal siria, SANA, confirmó los ataques en Jbab e Izraa, ciudades estratégicamente situadas al norte de Daraa. En respuesta a la inestabilidad en Siria tras el colapso del gobierno de Assad, Israel ha tomado medidas para asegurar la desmilitarización de las áreas sureñas adyacentes a su frontera.
Con el actual control gubernamental debilitado en el sur de Siria, Israel ha amenazado con tomar medidas firmes contra las fuerzas de Ahmed al-Sharaa, presidente interino, si se movilizan en la zona. Para fortalecer su posición, Israel ha desplegado tropas en una zona de amortiguación supervisada por la ONU en los Altos del Golán.
Las tensiones diplomáticas también han escalado, con el ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, y el ministro de Asuntos Exteriores, Gideon Sa’ar, criticando ferozmente al régimen de transición en Siria e instando a la comunidad internacional a mantenerse alerta ante los islamistas en el poder.
Mientras tanto, el gobierno sirio liderado por islamistas asegura haber concluido con éxito una operación militar contra una insurgencia creciente, a pesar de reportes sobre masacres étnicas en las provincias costeras, habitadas principalmente por la población alauita. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, ha reportado la muerte de numerosos civiles durante estas operaciones.
En medio de este complejo panorama, Ahmed al-Sharaa desestimó las críticas de Israel, argumentando que el país no está en posición de condenar, dado su propio historial en el conflicto con Hamás en Gaza.
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