ESTADOS UNIDOS — El presidente Donald Trump visitó el martes Alligator Alcatraz, un nuevo centro de detención de inmigrantes construido en tiempo récord en los Everglades, Florida, a 60 km de Miami. Ubicado en el Dade-Collier Training and Transition Airport, este complejo de tiendas y remolques, rodeado de caimanes, cocodrilos y pitones, refleja la dura política migratoria de la administración Trump.
El centro, con un costo anual de 450 millones de dólares, tiene capacidad para 5,000 personas, aunque inicialmente albergará a 3,000, según el gobernador Ron DeSantis. Trump elogió la rápida construcción y bromeó sobre las condiciones del entorno: “Si escapan, que no corran en línea recta, que hagan zigzag. Sus posibilidades de sobrevivir subirán un 1%”, dijo, generando críticas por su tono insensible.
No es un lugar donde quieras ir de excursión. Estamos rodeados de kilómetros de deportación. — Donald Trump
El complejo, que comenzó a operar el 2 de julio de 2025, es parte de la estrategia de deportaciones masivas de Trump. Florida desplegará 100 soldados de la Guardia Nacional, y el Departamento de Seguridad Nacional, liderado por Kristi Noem, respaldará el proyecto, con parte del costo reembolsado por FEMA. Sin embargo, el centro ha desatado protestas de grupos ambientalistas, indígenas y defensores de los derechos de los inmigrantes, quienes denuncian daños al ecosistema y condiciones inhumanas.
Organizaciones como Friends of the Everglades y el Centro para la Diversidad Biológica presentaron una demanda federal el 27 de junio de 2025, argumentando que no se realizaron estudios ambientales adecuados. La alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, también solicitó más transparencia sobre el impacto en el frágil ecosistema de los Everglades, considerado un sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Alligator Alcatraz, descrito como una “fortaleza natural” por el fiscal general James Uthmeier, busca aliviar la presión sobre las cárceles locales y apoyar la agenda de Trump. Sin embargo, críticos advierten que las condiciones, con temperaturas extremas y riesgo de huracanes, podrían ser peligrosas para los detenidos. La controversia crece mientras el centro comienza a recibir a sus primeros migrantes.