El Día de San Valentín, celebrado cada 14 de febrero, es una fecha marcada por historias que mezclan fe, tradición y controversia. Según relatos históricos, la celebración se asocia con un personaje cuya existencia es discutida, pero cuya leyenda perduró durante siglos.
Durante el mandato del emperador romano Marco Aurelio Claudio (214-270), se prohibió el matrimonio a los soldados, creyendo que, sin vínculos familiares, serían más valientes en batalla. Según diversos relatos, un obispo llamado Valentín desafió el decreto imperial, celebrando bodas entre militares en secreto. Otras versiones mencionan a un religioso de nombre Valentín el cual repartía rosas en las calles y entregaba corazones de pergamino a los soldados para que recordaran a sus seres queridos. También se cuenta de un sacerdote del mismo nombre quien unió en matrimonio a un joven cristiano y a su novia pagana, desafiando las presiones familiares.
En los registros de santos católicos aparecen once figuras llamadas Valentín, pero según el investigador Thiago Maerki, de la Universidad Federal de São Paulo y miembro de la Hagiography Society, «estos tres personajes muchas veces se confunden, se mezclan». El mismo experto sostiene: «El San Valentín que celebra la Iglesia, el San Valentín de Roma, se relaciona más con la historia de un médico convertido en sacerdote, quien, desafiando la ley del emperador, continuó celebrando bodas entre soldados».
La falta de claridad sobre la identidad de San Valentín llevó a la Iglesia a retirarlo del calendario litúrgico tradicional tras el Concilio Vaticano II, en 1969. Al respecto, el profesor José Luís Lira, de la Universidad Estatal del Valle de Acaraú, señala: «Esto se debió principalmente a la existencia de más de un Valentín en el martirologio y sin muchos detalles respecto a su existencia».
Un origen vinculado a la tradición pagana
El 14 de febrero como fecha de celebración fue establecido en el año 496 por el Papa Gelasio I. Esta decisión buscó resignificar el festival pagano de Lupercalia, un ritual relacionado con la fertilidad, celebrado antes del inicio de la primavera. Sobre este proceso, Filipe Domingues, doctor por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, explica: «La Iglesia de esa época fue creando paulatinamente fiestas, memorias y prácticas para suprimir incluso las prácticas paganas«. Añade que, en este contexto, se nombró a San Valentín patrón de los enamorados, asociando su figura a la celebración del amor.
Actualmente, existen al menos tres templos en Italia que guardan reliquias atribuidas a San Valentín. En Roma, la basílica de Santa Maria in Cosmedin conserva una calavera en un relicario. En Terni, la basílica de San Valentín guarda restos atribuidos al obispo de Interamna, quien, según algunas versiones, fue uno de los Valentín históricos. Además, en la Iglesia de San Jorge, en Monselice, Padua, se encuentran otros restos mortales atribuidos a otro Valentín.
Entre el mito y la realidad
La confusión en torno a la figura de San Valentín se intensificó tras el Concilio Vaticano II, cuando la Iglesia buscó depurar el santoral de personajes cuya existencia no estuviera históricamente comprobada. Sobre esta decisión, José Luís Lira destaca: «Durante el Concilio se discutió la necesidad de confirmar la existencia de ciertos santos». Según Maerki, «es muy difícil decir que San Valentín no existió» debido a que su recuerdo se mantiene vivo en muchas comunidades religiosas.
NotiPress/Martín Olivera
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