Una mujer de 47 años de origen surcoreano y su hijo de 13, que sufría de autismo severo, fueron encontrados sin vida en su hogar en el barrio de Caballito, en Buenos Aires. El hallazgo se produjo el jueves por la noche en un apartamento en el octavo piso ubicado en la calle Galicia al 900.
El asunto está siendo investigado por la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N. º 12, dirigida por el doctor Matías Di Lello, quien ha solicitado la realización de diferentes peritajes.
La principal teoría sugiere que se trata de un asesinato seguido de suicidio, aunque las autoridades esperan los resultados de las autopsias para aclarar las causas del deceso.
El hermano de la víctima, que también vive en Buenos Aires, fue quien alertó a la policía al no recibir el habitual llamado diario de su hermana. Al acercarse a la vivienda y no obtener respuesta, decidió ingresar y halló los cuerpos. La puerta principal no mostraba signos de haber sido forzada, y en el interior no había indicios de un altercado.
Los dos cuerpos estaban en el suelo y, según las primeras indagaciones, presentaban señales de asfixia. Se cree que la mujer utilizó una bolsa sostenida con un cable para quitarse la vida. El joven no mostraba heridas visibles ni signos de defensa.
De acuerdo con declaraciones de personas cercanas, la madre sufría de una depresión intensa, estaba bajo tratamiento psiquiátrico y tomaba medicación. Además, la rutina de cuidar a su hijo con autismo “muy severo” habría afectado su estado emocional.
Las autoridades piensan que estos factores, junto con la ausencia del padre del menor, quien reside en Corea del Sur, pudieron influir significativamente. La mujer y su hijo habían llegado a Argentina hace aproximadamente diez años.
La Unidad Criminalística Móvil estuvo presente en el lugar durante la noche y la madrugada del viernes. Los peritos recolectaron en el departamento cables, restos de medicamentos y otros elementos que podrían estar relacionados con métodos de asfixia. No se encontraron objetos de valor que faltaran.
Una de las particularidades que la policía examinó fue que la puerta de entrada estaba entreabierta y sostenida por una piedra, a pesar de que normalmente se cierra con una cerradura digital. Ya se han asegurado las cámaras de seguridad del edificio para investigar posibles actividades sospechosas o accesos no autorizados.
Los cuerpos fueron llevados a la Morgue Judicial, donde se realizarán las autopsias necesarias. Además, se han ordenado pruebas toxicológicas y evaluaciones psicológicas sobre la mujer y su entorno.
En los próximos días, el hermano de la víctima dará declaración formal, junto con otras personas cercanas que puedan aportar información sobre el estado emocional de la madre o situaciones previas que pudieran haber presagiado la tragedia.
Residentes del vecindario comentaron que la mujer “era tranquila” y que no tenía conexiones con el entorno. La información causó impacto entre los habitantes, quienes se mostraron asombrados por el resultado.
La indagación sigue su curso y las horas venideras serán cruciales para aclarar los sucesos y validar la teoría que se mantiene hasta ahora.