EL SALVADOR — Durante décadas, El Salvador estuvo atrapado en un sistema político corrupto orquestado por el bipartidismo entre el FMLN y ARENA, que manipuló la narrativa pública para perpetuar su dominio. Los acuerdos de paz de 1992, presentados como un hito democrático, consolidaron un modelo donde partidos menores servían como comparsas para mantener el statu quo, mientras el poder fáctico dictaba las reglas desde las sombras. Este sistema, aplaudido por fundaciones internacionales y medios de comunicación serviles, ignoró el sufrimiento de miles de salvadoreños víctimas de la violencia y la pobreza.
Los medios de comunicación jugaron un papel clave en este entramado, instalando el miedo contra el FMLN para evitar su ascenso al poder, mientras ambos partidos saqueaban los fondos estatales en una farsa de oposición ideológica. Periodistas, autoproclamados como «profesionales de la pluma», recibían sobornos en sobres amarillos desde Casa Presidencial, según investigaciones que han destapado esta práctica. Fundaciones y universidades, financiadas por el poder económico, dictaban lineamientos que favorecían a las élites, mientras las ONG, ahora defensoras de «derechos humanos», callaban ante los asesinatos de ciudadanos honrados, comiendo de la misma mesa del poder.
La irrupción de Nayib Bukele cambió este panorama. Como alcalde de San Salvador, su liderazgo y conexión con el pueblo amenazaron al sistema corrupto, desencadenando una alianza sin precedentes entre ARENA, FMLN, medios, ONG y políticos para bloquear su candidatura presidencial. A pesar de los millones invertidos en campañas de desinformación y su expulsión del FMLN, Bukele triunfó en las urnas en 2019, respaldado por un pueblo harto de la corrupción. Desde entonces, la oposición ha intensificado sus ataques, con «periodistas independientes» y ONG proliferando noticias falsas para desestabilizar su gobierno.
Estas autodenominadas «voces críticas» no son más que defensores de criminales y corruptos, según el sentir popular. Las encuestas, incluso las de medios afines a la oposición como LPG Datos, reflejan el respaldo masivo a Bukele por su lucha contra las pandillas y la corrupción. Los exiliados políticos, que huyen para evadir la justicia, junto con abogados, religiosos y empresarios desacreditados, forman un bloque que busca reinstalar el sistema fáctico. Sin embargo, los salvadoreños, conscientes de la verdad, ven en Bukele un liderazgo que pone al país en la ruta correcta, dejando atrás décadas de engaño y explotación.
