¡Ejecución en Sabana Perdida! Familia Denuncia Abuso Policial en Muerte de ‘El Dady’

¡Escándalo en Santo Domingo! Joel Antonio Brito Báez y otros dos jóvenes fueron abatidos en un operativo policial. ¿Fueron víctimas o delincuentes? ¡Revelamos los detalles!
¡Ejecución en Sabana Perdida! Familia Denuncia Abuso Policial en Muerte de ‘El Dady’ / ¡Escándalo en Santo Domingo! Joel Antonio Brito Báez y otros dos jóvenes fueron abatidos en un operativo policial. ¿Fueron víctimas o delincuentes? ¡Revelamos los detalles! / Suceso / República Dominicana /

REPÚBLICA DOMINICANA — Una ola de indignación sacude el sector Las Javillas, en Sabana Perdida, Santo Domingo Norte, tras la muerte de Joel Antonio Brito Báez, conocido como “El Dady”, de 23 años, y otros dos hombres en un operativo policial el pasado jueves 5 de junio. Familiares y vecinos califican el hecho, ocurrido alrededor de las 5:00 de la tarde en la calle Los Pinos, como un abuso de autoridad, asegurando que los jóvenes fueron ejecutados sin justificación mientras celebraban el cumpleaños de Brito.

Según Isaías Brito, tío de la víctima, los agentes llegaron disparando sin mediar palabras: “Llegaron de una vez tirando tiros, a matar gente”. Relató que su sobrino, descrito como un joven alegre y trabajador, cayó suplicando por su vida: “Dijo no me mates”, antes de ser abatido junto a Steven de Jesús Zapata, alias “Morenito” (27 años), y Jarlin de los Santos. Yarlenys Díaz, esposa de Joel, exigió revisar las cámaras de seguridad confiscadas por la Dicrim, afirmando que su marido, padre de un niño de dos años cuya madre está fuera del país, no tenía órdenes de arresto. “Fue un abuso”, insistió.

La Policía, sin embargo, sostiene que los fallecidos tenían historial delictivo. “Morenito” enfrentaba dos órdenes de arresto (No. 973-2024-EMES-13652 y No. 973-2024-EMES-13651) y una denuncia por robo a mano armada de octubre de 2024, mientras testigos los vincularon a asaltos recientes. En la escena, la Policía Científica recolectó 11 casquillos calibre 9 mm, dos gorras y dos armas —una Glock 26 y una Taurus Milenio Pro PT111, solo una registrada legalmente—. Dos cómplices, Wili Sánchez Alcalá (“El Mello”) y Arwin Luna (“El Perro”), escaparon y son buscados como parte de un grupo delictivo que operaba disfrazado de conductores de plataformas.

Las huellas del tiroteo, con impactos de bala en el pavimento y velas encendidas en memoria de los fallecidos, permanecen como mudos testigos. Mientras la familia clama justicia, la Policía intensifica la cacería de los prófugos, dejando un barrio dividido entre dolor y sospecha.